- ¿Qué le has pedito? - prgunto ella, con una voz suave como un susurro. Pero él no pudo contestar. En vez de eso, alzó la mano y deslizó la otra alrededor de su cintura. La miró a los ojos con la certeza de que se estaba enamorando. La atrajo hacia sí y la beso bajo el manto de estrellas, y se sintió afortunado por haberla encontrado.