miércoles, 23 de octubre de 2013

 Cuando el año está por terminar, los espíritus enemigos me lo recuerdan sin cesar con solapada malicia. "Mira", escucho susurrar en mis oídos, "mira cuántas alegrías se han alejado este año de ti, que ya nunca regresarán. Pero a cambio de ello, eres más inteligente, y ya no te interesan aquellas tontas diversiones. ¡Estás convirtiéndote en un hombre serio sin alegrías!" Pero para la noche de San Silvestre el diablo siempre me reserva alguna jugada especial. Sabe clavar en el momento preciso sus afiladas garras en mi pecho con una mueca horrenda, y se ceba con la sangre que entonces mana.
-La aventura de la noche de San Silvestre. Hoffman