Los milagros ocurren cada día si tenemos la fuerza de soñarlos, si intentamos y volvemos a intentarlo aparecen y transforman lo deseado. Aprendemos a ser fuertes, las heridas nos duelen en el alma, con la fuerza del amor nos liberamos, llega el viento y se lleva las tormentas. No queremos más dolores ni tristezas, ni escondernos, ni llenarnos de mentiras, la esperanza es un camino día a día poniendo el corazón como bandera.