domingo, 25 de julio de 2010


Los grandes momentos de la vida son como un despertar, están llenos de sorpresas, de belleza, de magia, de ternura. Los grandes momentos de la vidas vienen colmados de corazones acelerados, llenos de cosquillas en la panza, de sudor en las manos, de ilusión. Pero, en general los grandes momentos de la vida, ocurren màs tarde de lo esperado. Cuando lo que querés tarda en llegar, el deseo crece, se fortalece, y tu corazón se va preparando para recibir eso que tanto esperás. Si no estás listo para lo que deseas, es como comer una frutilla verde, es agria, no la disfrutás. Por algo ciertas cosas se hacen esperar. Las cosas importantes llevan tiempo, cuestan trabajo, esfuerzo, dedicación. El deseo se vuelve fuerte cuando uno se da el tiempo de desear. Si entre el deseo y la realización, no hay tiempo, el deseo se vuelve débil, descartable. Queremos todo rápido: la comida ya, los resultados ya, levantar el telefono y que el delivery nos traiga la felicidad ahora. Saber esperar, esa saber desear.